You gotta do what you gotta do.

Ser como niños ante un descubrimiento, no dejar de preguntar por qué, ser como ancianos con el tiempo disfrutar como si este fuese como el ultimo dia de nuestras vidas, y ser menos como adultos, porque olvidamos ser niños y no respetamos a los ancianos.

Ser como niña es algo que siempre sigo teniendo muy presente, pero simplemente cada día que pasa me cuesta aun mas ser la que soy. La vida se vuelve mucho mas difícil día a día, y yo sigo sin saber como actuar ni que decir, pienso que he caído en lo que se denomina seguir solo por el hecho de hacerlo, sin siquiera saber porque lo estas haciendo. Pero la verdad es que… ¿Quiero seguir haciéndolo?

Y la verdad es que me aterra lo que viene, lo que sigue, el futuro, no saber que vendrá es algo que me bloquea, y no quiero seguir. ¿Será que me estoy volviendo mas adulta a cada minuto que pasa? No, ¿verdad? Sigo siendo la niña que tanto quiero, aunque en ocasiones es realmente difícil serlo, no quiero parar un día de preguntarme cosas, de sorprenderme con detalles tan mínimos como el darme cuenta que el color gris es igual al plomo, como cada día que iba al colegio, cuando tenía cerca de 7 años -no estoy muy segura de eso a lo más 9- y todos los días era lo mismo, le preguntaba a mi madre que me iba a dejar, siempre en la misma parte, ni un segundo antes ni un segundo después “¿De que color son las ballenas gris?”  si, tampoco hacía bien la pregunta, y mi madre todos los días me respondía como si fuera la primera vez que lo hacía -a no ser que mi hermano fuera con nosotros, entonces el me respondía- “Las ballenas grises son de color plomo” me decía mamá y yo miraba el concreto que íbamos pisando y volvía a preguntar “¿Entonces gris es el color plomo?” y mi madre aún seguía contestándome “Si, así es” y entonces yo me quedaba pegada mirando aquel color, mientras a la vez intentaba no pisar ninguna línea.

Si, solía sorprenderme con ese tipo de cosas ¿Y ahora que es lo que suele sorprenderme? Bastante cosas la verdad, pero no vale la pena mencionarlas, solo decir que tanto como esas cosas me sorprenden, a la vez me decepcionan. ¿Es que acaso espero demasiado? ¿Pido demasiado? No lo sé, nunca nadie me ha dicho que lo hago…

¿Será que me estoy haciendo mayor? Si hacerse mayor significa perder tantas cosas, simplemente yo no quiero hacerme mayor. No, no quiero, e intentare que eso no pase, así vaya contra todo. Porque yo quiero seguir teniendo la inocencia de un niño, y obtener la sabiduría del anciano. ¿Sera pedir mucho?